martes, 3 de junio de 2014

Megatierra: un nuevo tipo de planeta recién descubierto

Un equipo de astrónomos ha anunciado el descubrimiento de un nuevo tipo de planeta: un mundo rocoso que pesa 17 veces más que la Tierra. Los teóricos han creído que un mundo así no se podía formar, porque al ser tan grande habría capturado hidrógeno en su proceso de crecimiento, y se habría convertido en un gigante gaseoso similar a Júpiter. Este exoplaneta, que es totalmente sólido, es mucho más grande que las «supertierras» antes descubiertas, de ahí que se ha denominado «megatierra».

La recién descubierta «megatierra» Kepler-10c domina el primer plano en esta concepción artística. Su hermano, el planeta de lava Kepler-10b, se aprecia en el fondo. Ambos mundos circundan una estrella similar al Sol. Kepler-10c tiene un diámetro aproximado de 18.000 millas, por lo que es 2,3 veces más grande que la Tierra, pero pesa 17 veces más. El exoplaneta es totalmente sólido, aunque puede poseer una fina atmósfera que se muestra aquí como nubes tenues. Crédito: David A. Aguilar ( CfA)
La recién descubierta «megatierra» Kepler-10c domina el primer plano en esta concepción artística. Su hermano, el planeta de lava Kepler-10b, se aprecia en el fondo. Ambos mundos circundan una estrella similar al Sol. Kepler-10c tiene un diámetro aproximado de 18.000 millas, por lo que es 2,3 veces más grande que la Tierra, pero pesa 17 veces más. El exoplaneta es totalmente sólido, aunque puede poseer una fina atmósfera que se muestra aquí como nubes tenues. Crédito: David A. Aguilar ( CfA)
«Nos quedamos muy sorprendidos cuando nos dimos cuenta de lo que habíamos encontrado», dice el astrónomo Xavier Dumusque, del Centro Harvard-Smithsoniano para Astrofísica (CfA), quien dirigió el análisis de datos y realizó el descubrimiento.
La recién descubierta megatierra, Kepler- 10c, circunda una estrella similar al Sol una vez cada 45 días. Se encuentra a unos 560 años luz de la Tierra en la constelación de Draco. El sistema también contiene un «mundo de lava», Kepler-10b, con una masa tres veces la de la Tierra, y una órbita notablemente rápida de 20 horas.
El exoplaneta Kepler-10c fue descubierto originalmente por la nave espacial Kepler de la NASA. Kepler busca planetas por medio del método de tránsito, con el que busca una estrella cuya luz se atenúe cuando un planeta pasa frente a ella. Al medir qué tanto se atenúa, los astrónomos pueden calcular el diámetro del planeta. Sin embargo, Kepler no puede decir si un planeta es rocoso o gaseoso.
Es así que se sabe que Kepler-10c tiene un diámetro aproximado de 18.000 millas, 2,3 veces más grande que la Tierra. Esto lo sitúa en una categoría de planetas conocidos como minineptunos, que tienen atmósferas gruesas.
Para medir la masa de Kepler-10c, el equipo usó el instrumento HARPS-North en el Telescopio Nazionale Galileo (TNG) en las Islas Canarias. Encontraron que pesa 17 veces más que la Tierra – mucho más de lo esperado. La medición mostró que Kepler-10c debe tener una composición densa de rocas y otros sólidos .
Las teorías de formación de planetas tienen dificultades para explicar cómo se podría desarrollar un mundo rocoso tan grande. Sin embargo, un nuevo estudio observacional sugiere que no está solo.
El astrónomo de CfA, Lars A. Buchhave, encontró una correlación entre el período de un planeta (el tiempo que tarda en orbitar su estrella) y el tamaño en el que un planeta cambia de rocoso a gaseoso. Esto sugiere que se encontrará un mayor número de «megatierras», a medida que la búsqueda de exoplanetas se extienda a órbitas de período más largos.
El descubrimiento de que Kepler- 10c es una «megatierra» también tiene implicaciones profundas para la historia del universo y la posibilidad de vida. El sistema Kepler-10 tiene unos 11 mil millones de años, lo que significa que se formó a menos de 3 mil millones de años después del Big Bang.
El universo primitivo contenía sólo hidrógeno y helio. Los elementos más pesados, necesarios para la formación de planetas rocosos, como el silicio y el hierro, fueron creados por las primeras generaciones de estrellas. Cuando esas estrellas explotaron se dispersaron esos ingredientes cruciales a través del espacio, que a su vez se pudieron incorporar en las posteriores generaciones de estrellas y de planetas.
Este proceso debería haber tomado miles de millones de años. Sin embargo, Kepler-10c muestra que el universo fue capaz de formar enormes rocas, incluso durante el tiempo en que los elementos pesados eran escasos.
Esta investigación implica que los astrónomos no deben descartar las estrellas antiguas cuando buscan planetas similares a la Tierra. Y si las estrellas antiguas pueden albergar Tierras rocosas, tenemos más posibilidades de localizar mundos potencialmente habitables en nuestra vecindad cósmica.

Fuente: http://cienciaaldia.com/2014/06/megatierra-un-nuevo-tipo-de-planeta-recien-descubierto/

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